Os transcribo parte de un muy buen artículo de Milagros Riera:
"Los peligros del bautismo"
D. Cayetano Ripoll fue un soldado que luchó contra el invasor francés, un patriota. Fue hecho prisionero y llevado a Francia, fue allí, quizás, que donde interesó por el deísmo, (los deístas no afirman que dios exista o no, pero están convencidos de que si existe no interviene en los asuntos humanos) creencia que le llevó a la muerte. Cuando pudo volver a su país, ocupó un puesto de maestro en Ruzafa, pueblo de las inmediaciones de Valencia. No pudo ejercer su docencia mucho tiempo. Alguien le denunció como liberal. Las acusaciones eran graves, como veremos, se decía que cuando pasaba el Santo sacramento tomaba otra calle para no verlo, otros decían que no iba a misa y que no salía a la puerta de su escuela para saludar el paso del viático quitándose el sombrero, pero lo más grave de todo es que en vez de rezar el Ave María con sus alumnos se limitaba a saludar a Dios. La enseñanza que daba en su escuela no gustaba a la Santa Madre Iglesia, seguramente como antiguo liberal quería que los jóvenes pudieran tener acceso a unas ideas que hicieran de ellos hombres libres y no esclavos de monarcas y dogmas.
Foto del documental "La escuela fusilada"
Aquello no podía tolerarse, era demasiado, su actitud ponía en peligro la Iglesia y al estado. El 8 de octubre de 1824 fue detenido bajo tan graves acusaciones. Para ser juzgado fue entregado al Tribunal de la Santa Fe, los tribunales llamados así eran completamente ilegales, la Inquisición había sido abolida durante el trienio liberal y a pesar de los ruegos encarecidos al rey Fernando VII por parte de la jerarquía eclesiástica para que la repusiese, no se hizo. Este hecho no fue aceptado y los Arzobispados utilizaron los tribunales antes citados para continuar la obra de la Inquisición que tanta gloria había proporcionado a Cristo y a su Iglesia.. (...)
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El Arzobispo de Valencia, Simón López García fue uno de los más dañinos, estaba dispuesto a que aquel peligroso sujeto acabase en la hoguera. Las acusaciones se hicieron más importantes. Se le acusaba de hereje contumaz. La Iglesia quería hacer un ejemplo de su condena, nadie debía escapar a su vigilancia y aun menos un maestro que podía corromper las tiernas conciencias de sus alumnos.
El juicio que se le hizo fue un modelo de iniquidad, no había pruebas y no se quiso oír al acusado, no se le dejó ni siquiera comparecer ante sus jueces, la Audiencia de Valencia se cubrió de vergüenza al decretar este asesinato. Una vez condenado, se le entregó al brazo secular, es decir al poder civil, que debía ejecutar la sentencia. La condena fue a muerte, como el Arzobispo había pedido.
Todos estos trámites habían durado casi dos años, y cuando la sentencia estaba a punto de ejecutarse apareció un grave problema que retrasó la ejecución y que podría haber salvado la vida del infortunado maestro. Entre los papeles de Ripoll no aparecía su certificado de bautismo. La ejecución se retrasó, el reo había sido condenado como hereje y si no estaba bautizado la sentencia no tenía sentido, no podía condenarse a alguien por abandonar la Iglesia cuando nunca había formado parte de ella. Los escrupulosos jueces de tan delicada conciencia no lo hubieran tolerado.
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Esta situación causó gran revuelo, se tomo el tiempo necesario y por fin en Solsona, lugar de nacimiento de Cayetano, apareció el certificado de bautismo, que en este caso fue un certificado de muerte.
El reo ya podía ser ajusticiado con todas las de la ley, así se hizo el 26 de julio de 1826. Antes hubo aun que solucionar otro problema, el señor Ripoll había sido condenado como hereje y la sentencia era la hoguera, pero los jueces con gran misericordia, decidieron que sería mejor ahorcarle, y ahorrarle así una muerte atroz, además era una muerte más presentable para la época, las hogueras ya no estaban de moda.
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Aun así la hoguera debía estar presente, así que se instaló un tonel al lado del cadalso, decorado artísticamente con llamas. Una vez ejecutada la sentencia, el cuerpo del ajusticiado fue metido en el tonel y llevado al antiguo Cremador de la Inquisición, junto al puente de San José, en el río Turia, allí fue quemado y sus cenizas seguramente aventadas en el río que las arrastró mar adentro, donde van los hombres libres. No le olvidemos.
Jardines del Turia (Foto de Peter Hall)
El proceso y la ejecución de Ripoll ocasionaron un escándalo enorme en toda Europa, en España tuvo menos repercusión, como en tiempos más cercanos a nosotros, en este país la gente tenía miedo y callaba. Este horrible suceso contribuyó en gran parte a la idea de la España negra, en este caso el país merecía ser llamado así, lo de negra debía hacer alusión al color de las sotanas. Mientras los hombres negros sigan arrogándose derechos sobre nuestra vida, nuestra muerte y nuestra eternidad, esta imagen seguirá siendo cierta. (Continúa...)
(Leer entero, en
http://www.europalaica.com/colaboraciones/c070505_mriera.html)
Un libro sobre el tema:
"Inquisitio", Alfred Bosch novela la historia real del último condenado del Santo Oficio, la historia de un hombre honesto que pagó por sus creencias, el maestro valenciano Cayetano Ripoll.