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jueves, 17 de octubre de 2013

Con las piedras, con el viento...


Con las piedras, con el viento
hablo de mi reino.

Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha. No
escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento.


Hay que no sentirse solo.
Compañía presta el eco.
El atormentado grita
su amargura en el desierto.
Hay que desendemoniarse,
liberarse de su peso.
Quien no responde, parece
que nos entiende,
con las piedras, con el viento.


Se exprime así el alma. Así
se libra de su veneno.
Descansa, comunicando
con las piedras, con el viento.


José Hierro
De "Con las piedras, con el viento" 1950

sábado, 24 de agosto de 2013

¿Será así el Amor?


Amor, en fin, que todo diga y cante,
amor que encante y deje sorprendida
a la serpiente de ojos de diamante
que está enroscada al árbol de la vida.


Ámame así, fatal, cosmopolita,
universal, inmensa, única, sola
y todas, misteriosa y erudita:
ámame mar y nube, espuma y ola


Sé mi reina de Saba, mi tesoro;
descansa en mis palacios solitarios.
Duerme. Yo encenderé los incensarios.
Y junto a mi unicornio cuerno de oro
tendrán rosas y miel tus dromedarios. 


Rubén Darío
Extracto de "Divagación"
Texto completo


jueves, 25 de abril de 2013

...la escondida senda...


Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de este mundo malvado,

y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa
ni envidiado ni envidioso.


¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido...! 


Vivir quiero conmigo
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Fray Luis de León

viernes, 28 de diciembre de 2012

Alba Dulce...

Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz y sombra...
Si me quieres quiéreme negra
y blanca. Y gris, y verde y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!

Dulce María Lyonaz 







Xiki y yo os deseamos... 



viernes, 12 de junio de 2009

La Trompeta

Desde niña el sonido de la trompeta me ha atraído como a los pequeños habitantes de Hamelín. Cuando por la calle percibía su sonido acudía y me paraba a contemplar la escena de la cabra subiendo por una escalera. Ya por entonces me sobrecogía la imagen ridícula del pobre animal...

" AL barrio llegaba la familia gitana con su triste circo ambulante. Lo menos que se despachaba en circo. La niña, con un ajado traje de gitana, daba quijotescas zapatetas al aire, los pies arriba y la cabeza abajo. El padre tocaba una guarra trompeta abollada y oxidada. La madre traía una escalera plegable, una mona y una perra también vestidas de gitanas, una cabra atraillada y un tambor. El gitano empezaba a tocar con la trompeta el pasodoble «En er mundo». La madre le pegaba con una vara de acebuche a la perra y a la mona, que se ponían a bailar sobre sus patas traseras, mientras les hacía compás con el tambor. La niña hacía contorsiones entre el breve público que habían juntado. Era entonces cuando el padre cesaba en el solo de trompeta, la madre cogía el tambor y la escalera. Abría la escalera y redoblaba el tambor. Y en ese instante, mientras la trompeta empezaba a tocar ahora «España cañí», azuzaba a la cabra, que muy digna y cansinamente iba subiendo los peldaños de la escalera, hasta quedarse haciendo inestable equilibrio en el último, con las cuatro patas reunidas. Al tiempo que la mona y la perra a su alderredor bailaban, la niña, tras dar un doble salto mortal, proclamaba:
-¡Ya está la cabra en el último palo!
Era el número de la cabra. Ya no se ven por los barrios esas familias gitanas que se trabajan el número de la cabra. Ahora el número de la cabra se hace en muy superiores instancias. Gran parte de la política, de la cultura, de la comunicación, ¿qué es, sino número de la cabra? Hay especialistas. (...)"
Antonio Burgos - El número de la cabra
(abc.es, 25/1/2007)

Por cierto, ahí va una curiosa noticia al respecto:
El arresto de la cabra
Famosa en toda Euskadi, la 'cabra de la escalera', ésa que baila al son de un organillo o una trompeta, se topó el martes con la ley. Sin papeles, como cualquier inmigrante llegado en patera, el rumiante fue 'arrestado' por la Policía Municipal y se encuentra, como preventiva, en la perrera. (Deia.com 28/02/2008)
Una trompeta dispara su luz,
su entusiasmo sonoro
en el estiércol. ¿Qué dices,
qué susurras, qué silbas
en la oscuridad, más allá de esta rosa,
realidad que te escondes? ¿Qué melodía
articulas y entiendes y desdices y ahogas,
qué rumor de unos pasos
deshaces, qué sonido
contradices y niegas? La cadencia está dicha,
realizado el suspiro.
El rumor es silencio,
la esperanza, la ruina. Todo silba y espera,
silencioso, engreído,
más allá de esta rosa.
Carlos Bousoño

Ahí va una canción italiana, "El Silencio", tocada a la trompeta por Nino Rosso. ¡Que la disfruteis!