jueves, 1 de septiembre de 2011

Sola, con Allan Poe



Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera.
De la misma fuente no he tomado
mi pena; no se despertaría
mi corazón a la alegría con el mismo tono;
y todo lo que quise, lo quise solo.
Entonces -en mi niñez- en el amanecer
de una muy tempestuosa vida, se sacó
desde cada profundidad de lo bueno y lo malo
el misterio que todavía me ata:
desde el torrente o la fuente,
desde el rojo peñasco de la montaña,
desde el sol que alrededor de mí giraba
en su otoño teñido de oro,
desde el rayo en el cielo
que pasaba junto a mí volando,
desde el trueno y la tormenta,
y la nube que tomó la forma
(cuando el resto del cielo era azul)
de un demonio ante mi vista.
Solo Edgar Allan Poe




2 comentarios:

Trecce dijo...

Preciosa la gradación de colores del sol sobre la línea del horizonte marino.
Y, en la otra, lo siento por la gaviota, pero ese mar, parece oro líquido.

Transi Robles dijo...

Gracias Trecce por enriquecer este lugar con tus siempre amables palabras...
Un abrazo.