Dominaban el paisaje del camino las hileras de cerezos cargaditos y tentadores. Espléndida floración primaveral a pesar del calor estival que cae desde hace días. Los olivos estaban cargaditos de abiertas flores, abundaba la floración de la achicoria, amapolas, malvas, miles de botones amarillos de la perfumada manzanilla amarga, la pesolera de pastor, a quien hacía tiempo tenía ganas de conocer en persona... y los insectos, presentes a cada momento, en las flores, en el aire..., en plena actividad.
3 comentarios:
Seguro que ni aún sabiendo tantos adjetivos, a más de uno se las va a ingeniar para definir estas admirables, asombrosas, encantadoras, espléndidas, fabulosas, fenomenales, formidables, geniales, imponentes, mágicas, magistrales, maravillosas, reales, sensacionales, soberbias, atractivas, paradisíacas, perfectas, ideales y prodigiosas, con más adjetivos; a esta clase de imágenes no se acostumbra uno a admirarlas y mira que este blog hemos visto realmente muy buenas; seguramente que te has esforzado en sacar buenas fotos pero lo que tú realmente quieres hacernos ver es la belleza que hay en la naturaleza y nuestro deber de preservarla
Tan brillante has escogido estas cerezas que se te intuye en todas ellas el reflejo de tu imágen...seguro que te has dado cuenta...me ha gustado.
Fernando, me has dejado sin habla. No sé qué decir que no sea que gracias y bienvenidos sean tus epítetos que demuestran con qué cariño nos miras.
Las cerezas estaban de muerte y era toda una tentación meterle mano a cada arbol que te encontrabas al pie del camino, y eran muchos!Ya te conté que alguno luego no comió.
El paseo a pesar de las prisas fue muy agradable, el entorno bonito de veras. Ya volveremos más despacio. (Si los dioses quieren)
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