miércoles, 30 de diciembre de 2009

Centenario de Miguel Hernández

Las desiertas abarcas
.
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
.
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.
.
Miguel Hernández
(Gracias Esmeralda por darme a conocer este bello poema )
.
El próximo año 2010 se celebrará el centenario del nacimiento de Miguel Hernández y ya hay puestas en marcha numerosas actividades, espectáculos, obras musicales y homenajes dedicados al poeta de Orihuela.

2 comentarios:

Xibeliuss dijo...

¡Ojalá ya no queden abarcas desiertas, nunca más!

Transi Robles dijo...

Este poema daría mucho para debatir sobre la Navidad y lo que representa y/o debería representar...
Pero hoy sólo quiero agradecer que te pases por aquí, y que vuelvas. Un abrazo.